CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO
CENTRO CULTURAL SAN FRANCISCO SOLANO. NADIE NACE EN UN CUERPO EQUIVOCADO
NADIE

NADIE NACE EN UN CUERPO EQUIVOCADO

a)       {‘Nadie nace en un cuerpo equivocado’: Éxito y miseria de la identidad de género}

Pues, la necesidad práctica de la especie humana del transexual ecuménico perverso varón de someter al mundo, participa indudablemente y prioritariamente, en estos esfuerzos de imponer la “Disforia de género de inicio rápido”. Así, que no nos sorprende que el sistema de la especie humana del transexual ecuménico perverso varón aparece acompañado de una serie de indicaciones sobre la forma en que debemos comportarnos para dominar a las personas, a los animales, a las cosas y a la mujer, como mero objeto de uso. Este sistema de indicaciones, es como la estrategia de la especie humana del transexual ecuménico perverso varón. Por mi parte, prefiero compararlo a su técnica. Técnica que desarrolla y experimenta desde su remoto origen la especie humana del transexual ecuménico perverso varón en su “evolución”, donde el siglo XXI nos expone con el Nuevo transexual ecuménico perverso Orden Mundial paranoico y psicótico patriarcal.

b) {El compromiso con la función crítica de la Universidad ante la constatación de que esta sucumbe progresivamente, también en España, a acomodar esa hegemonía moralizante que encarna hoy la ideología queer en un número cada vez mayor de disciplinas.}

Pues, hoy la ideología queer en un número cada vez mayor de disciplinas” se presenta como el esfuerzo de la técnica y de las ciencias, enfrentándonos a un mundo definitivamente irreal, más allá de todo principio de verdad y de realidad, como la revolución contemporánea de la incertidumbre, que cuesta aceptarlo agravando con ello la relación de incertidumbre; una apasionante fuga hacia adelante en persecución de las técnicas y sus efectos perversos, tanto de las personas y sus clones de la transexualidad, sobre la pista del anillo de Moebius que ha comenzado. Para que lo femenino, nuestra única y absoluta esperanza, pueda modificar la civilización del narcisista paranoico transexual patriarcado, es necesario aquilatar la acumulación de la gran cantidad de “experiencia”, de la mujer, más del 50% de la humanidad, en sus sistemas mnémicos y la diversa fijación de las relaciones provocadas en éste material mnémico, por distintas adaptaciones, en el transcurso de milenios por las sucesivas generaciones del varón; irresoluble perverso y ambiguo sexual. Es interesante, ver en el perverso patriarcado como bajo las premisas de su “sistema”, descarga los conflictos engendrados en su infancia por el conflicto paternal al fracasar en ocupar el lugar de la madre, jamás superados luego por entero. Mi Ciencia de lo femenino (Femeninologia) es esencial en el sentido, que la ilusión impuesta por el varón respecto de su superioridad sobre la mujer, se adhiere a la idea delirante en su característica genuina de tener su punto de partida en el deseo infantil del varón de reemplazar a la madre, del cual se deriva, apareciendo en abierta contradicción con la realidad al sostener la inferioridad estructural de la mujer, que en realidad es un error. En cambio, la ilusión del feminismo en no considerar inferior a la mujer, no es falso, no obstante ser, aun, irrealizable.

El discurso de la acción femeninológica, de mi ciencia de lo femenino (Femeninologia), expone al varón frente a aquello que ha silenciado en el pasado; el fundamento agresivo que encubre con su hipócrita moral y ética patriarcal, que se demuestran insostenibles en el presente.

El sentido y la verdad del feminismo, es la derrota del varón; perverso irresoluble y ambiguo sexual.

Un travesti no es una mujer

Lo femenino es el camino

Buenos Aires

Argentina

16 de mayo de 2022

Nadie nace en un cuerpo equivocado’: una crítica a la autodeterminación de género

Los psicólogos José Errasti y Marino Pérez Álvarez firman un ensayo contra las tesis postuladas por la teoría ‘queer’ y el nuevo activismo trans

SILVIA CARRASCO

19 FEB 2022 

Protesta en contra de la 'ley trans' ante el Congreso, en Madrid en junio de 2021.MARCOS DEL MAZO (LIGHTROCKET VIA GETTY IMAGES)

Que la publicación de este libro de José Errasti y Marino Pérez Álvarez sobre lo trans es un acontecimiento importante queda demostrado por muchas evidencias, más allá de la oportuna estrategia de promoción de la editorial que se ha atrevido a ubicar este trabajo en el ágora. Por fin aparece cual pancarta en los escaparates el grito de que el emperador va desnudo, en forma de portada, sobre fondo rojo y letras de considerable tamaño: Nadie nace en un cuerpo equivocado. Éxito y miseria de la identidad de géneroViene avalado por el prólogo de una autoridad intelectual indiscutible, el de la filósofa feminista Amelia Valcárcel, mencionada bajo el título. El objeto-libro, además del texto, sirve a la causa del desmantelamiento de la falacia según la cual sí se puede nacer en un cuerpo equivocado, que aprisionaría un yo esencial y verdadero, compuesto de sentimiento que precede a la materialidad del cuerpo, cuyo sexo se le hace insoportable.

Concurren, entre otros, dos aciertos indiscutibles en esta obra, uno de fondo y otro de forma. El primero es la defensa de la razón. El compromiso con la función crítica de la Universidad ante la constatación de que esta sucumbe progresivamente, también en España, a acomodar esa hegemonía moralizante que encarna hoy la ideología queer en un número cada vez mayor de disciplinas. Capítulo tras capítulo, los autores se aplican a desenmascarar la versión unilateral y sesgada sobre lo trans que invade machaconamente los medios de comunicación y las redes sociales, la educación y la industria del entretenimiento. Someten a la deconstrucción a todas las variantes de ese discurso único, plagado de inconcreciones y contradicciones, que ya se ha incorporado a nuestro ordenamiento jurídico y pretende consolidar el anteproyecto de ley trans presentado por el Gobierno. Identidades sentidas, cambiantes y fluidas, un experimento constante de desestabilización conceptual sobre el cuerpo, que incluye signos inequívocos de autenticidad desde la infancia, o bien revelaciones proverbiales en la madurez, y que tienen en común la negación del sexo “asignado” por una supuesta obsesión binarista.

Los autores se aplican a desenmascarar la versión unilateral y sesgada sobre lo trans que invade machaconamente los medios de comunicación y las redes sociales, la educación y la industria del entretenimiento.


El segundo acierto es el tono que predomina en casi toda la obra. Un uso inteligente de la ironía que les permite enfrentar consigo misma a la filosofía posmoderna de la que surge la “invasión queer”, como la llaman los autores. En los capítulos iniciales y finales de la obra, exponen con humor el narcisismo, la candidez y el espectáculo de la cultura individualista contemporánea. No dejan de señalar, por ello, los poros por los que entran intereses y estrategias que redefinen la realidad por medio de una neolengua para iniciados y proscriben la discrepancia reduciendo los argumentos a fobias. De esta manera, revelan la peligrosa inconsistencia del discurso sostenido con fervor por personajes políticos y celebrities que dicen defender los derechos humanos de una minoría oprimida —aquellos yoes atrapados en cuerpos equivocados— que la industria farmacéutica y el transhumanismo vienen amablemente a rescatar.

Como todo proyecto de aspiraciones holísticas, es inevitable que adolezca también de debilidades. Por ejemplo, se observa una tendencia a tirar el grano con la paja en la crítica de la crítica que hace Butler cuando esta señala el androcentrismo de la biología, que comparte todo el pensamiento feminista, o bien al atribuir su tergiversación de la teoría social a su incorrecta comprensión de esta. Por otra parte, a pesar de referirse con claridad al género como el constructo social de la feminidad y de la masculinidad que define y posiciona a las mujeres como inferiores, en ocasiones los autores aplican su definición como identidad, lo que puede parecer un cambio de criterio entre el plano social y el individual del análisis.

Aportaciones de autoras como Sheila Jeffreys y Kajsa Ekis Ekman, incluso de la antropóloga queer Gayle Rubin en su formulación inicial del sistema sexo/género, y de la socióloga trans Raylene Connell, una autoridad sobre masculinidad hegemónica, tal vez hubieran resultado esclarecedoras. Liquidar el giro interpretativo en ciencias sociales con una parodia de los estudios poscoloniales o de la interseccionalidad tampoco es una contraargumentación recomendable. Pero lo más sorprendente es la posición de los autores como psicólogos porque, si bien rechazan el enfoque afirmativo de la disforia de género, en especial en la infancia y la adolescencia, descartan que se trate de un trastorno. Sostienen que el grave sufrimiento que emerge de la interfaz de los procesos psíquicos individuales y el entorno emocional, relacional y social se genera en la propia falacia de creer que se puede haber nacido en un cuerpo equivocado, que sería el mensaje social erróneo. Quiero pensar que no se autocensuran cuando optan por trasladar a Miquel Missé, sociólogo trans y transactivista, una cierta responsabilidad vicaria suscribiendo y reproduciendo su contradictorio autoanálisis.

Tres ediciones en pocos días indican que todas estas cuestiones suscitan un gran interés y una gran inquietud ante las serias consecuencias que venimos advirtiendo de la penetración de la ideología transgenerista para los derechos de las mujeres, las políticas de igualdad y la salud infantil y juvenil. Porque, por encima de todo, es una obra importante, amena, divulgativa y, en gran parte, accesible, que puede resultar clave para situar la voz crítica en un debate público que parece secuestrado. Quienes denunciamos la deriva contra el Estado de derecho que supone, a la larga, el caballo de Troya de lo trans, el feminismo político y las personas progresistas en general, se lo agradecemos profundamente.


Babelia